Tonino Licciardello
Final del verano, se acaban las vacaciones para la mayoría de "los que trabajan". Aun hay quién se atreve a hablar de "depresión postvacacional", con seis millones de parados.
Podemos hablar de "cierto estrés" al volver al trabajo, pero depresión... que le pregunten a un parado de larga duración, que no puede pagar la hipoteca, lo que es la depresión.
Hoy día es más lícito hablar del estrés que puede provocar el miedo a perder un trabajo, a mantenerlo, debido a las dificultades de volver a encontrar uno nuevo.
Muchos empresarios se están aprovechando de esta situación, de este miedo laboral, y se dedican a apretar bien las tuercas a sus trabajadores. Esto es lo que hoy en día provoca el estrés de vuelta al trabajo, no el hecho de volver en sí. Es este acoso laboral, esta incertidumbre, este sin vivir continuo, lo que provoca situación de "depresión" cuando hablamos de la incorporación al trabajo tras un periodo vacacional.
Es más, hay más miedo a las "vacaciones interminables", a las que no terminan porque tras ellas, no existe un trabajo al que volver.
Se supone que el trabajo, en cierta medida, debe suponer un disfrute, una superación diaria, un aprendizaje continuo, una forma de realizarnos, de sentirnos útiles, de poder tener una vida más o menos acomodada. Debe ser algo que nos permita poder disfrutar también de nuestro ocio.
Al final todo es queja, quien trabaja porque lo hace en situaciones extremas, degradantes, humillantes a veces, sin perspectivas de un futuro alentador. Y quien no trabaja, precisamente por eso. Y en cierto modo, ambas quejas son aceptables, pero no equiparables.
Los que tenemos la dicha de trabajar, debemos luchar por hacerlo en unas condiciones aceptables y sin miedos, intentando mejorar día da día, dando lecciones de superación, de constancia, de esfuerzo por mejorar, de alcanzar nuestras metas. No permitamos que el miedo no nos deje alcanzar nuestros propósitos.
Y para los que no trabajan, que no desistan en el intento, que continúen su lucha diaria, que no desesperen, que se formen. Y que no olviden que, buscar trabajo, también es trabajo y "del duro".
Y no olvidemos que "las dificultades preparan a personas ordinarias para destinos extraordinarios..."