En 1961 Holly Golightly se
baja de un taxi en la Quinta Avenida, se dirige al escaparate de Tiffany’s y
mientras lo mira, se come un croissant.
El vestido que
llevaba Audrey Hepburn, diseñado por Hubert de Givenchy, se convirtió en un
referente de la moda y encumbró a los diseñadores franceses.
Además del vestido, los
complementos que lucía Audrey Hepburn también tuvieron gran éxito, unos guantes
negros, unos zapatos de tacón negro, un chal blanco, un collar de perlas, unas
gafas de sol negras y el pelo recogido por una tiara de diamantes.
Aún hoy, más de 50 años después del estreno de
la película, “Le
petite robe noire” sigue sirviendo de inspiración para colecciones de moda, y es un icono tanto del cine como de la moda.
Del vestido para la película se hicieron varias copias, una de ellas
fue donada por el diseñador al museo del traje de Madrid y se ha podido ver en
diferentes exposiciones.
El que lució en la película
era propiedad del escritor Dominique Lapierre, fue subastado por algo más de 700.000€ para recaudar fondos para su ONG "Ciudad
de la Alegría" en la India. "Tengo
lágrimas en los ojos -declaró el autor al término de la subasta-. Estoy
asombrado de pensar que una prenda que perteneció a una actriz tan mágica me
permitirá ahora comprar ladrillos y cemento que servirán para construir escuelas para los
niños más pobres del mundo".
El mejor happy end para un vestido de cine.
No hay comentarios:
Publicar un comentario